El profesorado de lenguas ha venido
demandando recetas mágicas, métodos que funcionen en cualquier situación y para
cualquier grupo de alumnos. No obstante, el trabajo diario, en el aula, nos demuestra
que esta búsqueda es infructuosa y de hecho, en la práctica, se ha ido abandonando
por el convencimiento de que la idea del Método no es más que un mito.
Más recientemente Hattie (2009) nos afirma
que en educación no hay recetas, pero sí experiencias que funcionan.
Una de esas experiencias que podríamos
llamar de éxito es eTwinning, el programa de hermanamiento y cooperación
escolar en el marco de Erasmus+.
Diez años de existencia en permanente
renovación y actualización, 360.211 profesores inscritos en su plataforma,
47.225 proyectos activos y 155.398 centros escolares implicados en su
desarrollo a lo largo y ancho de toda Europa, pueden ser datos que por sí solos
avalan dicho éxito.
Pero conviene, además de compartir la
experiencia, reflexionar sobre ella.
Desde mi punto de vista, eTwinning tiene
éxito porque se asienta sobre los principios básicos del actual paradigma
relativo a la enseñanza de lenguas: enfoque comunicativo, aprendizaje integrado
de contenidos y lenguas y mediación tecnológica.
Por una parte, el enfoque comunicativo describe
unos rasgos básicos que deben tener sus propuestas:
·
Comunicatividad.
Situaciones reales de comunicación promueven el aprendizaje.
·
Aprendizaje
por tareas. Las tareas que requieren un uso significativo del lenguaje,
estimulan el aprendizaje.
Se confirma que las propuestas de
eTwinning contienen estos rasgos y
además se enmarcan en contextos de aprendizaje más amplios y enriquecedores en los que el
uso de la lengua o las lenguas se hace de forma integrada con los contenidos
del proyecto, de manera que dicho uso pueda ser plenamente significativo para
el alumnado.
Desde el punto de vista de la tecnología,
estamos convencidos de que su mero uso, en la mayoría de las ocasiones, no
transforma la realidad del aula, no es innovador; por lo que el verdadero
potencial de eTwinning está en que gracias al aprovechamiento de la tecnología
nos introduce en el territorio de la llamada “Cultura participativa”,
caracterizada por rebajar las barreras y
las dificultades de la participación, generando un entorno social de
pertenencia (a una comunidad que tiene un proyecto compartido) en el que los
miembros tienen la seguridad de que sus
contribuciones importan; en palabras de la profesora Marylin Leask, los alumnos
encuentran una “audiencia real para sus trabajos”, lo que resulta
extraordinariamente motivador.
En definitiva, mediante eTwinning, la
enseñanza y el aprendizaje se hacen visibles y eso proporciona experiencias
educativas de éxito que conviene divulgar, compartir y extender.
Referencias
básicas:
- Arzamendi, J. (2003). Bases metodológicas. Barcelona: Fundación Universitaria
Iberoamericana.
- British Council
& National Support Service. (n.d.). How does e-Twinning impact of learners?
[Accessed 04/01/2015]
- Hattie, J.
(2009). Visible Learning: A
Synthesis of Over 800 Meta-Analyses Relating to Achievement. New
York: Routledge.
- Jenkins, H. (2009). Confronting
the challenges of participatory culture: Media education for the 21st century.
MacArthur Foundation.
- Kumaravadivelu, B. (2003). Beyond
methods: macrostrategies for language teaching. Yale University Press.
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